Nira Hernández-Martín, Ignacio Pozo-Cabanell, Rubén Fernández de la Rosa, Luis García-García, Francisca Gómez-Oliver, Miguel Ángel Pozo, Mirjam Brackhan, Pablo Bascuñana
La epilepsia es una enfermedad neurológica que afecta a cerca de 50 millones de personas en todo el mundo. Actualmente sigue siendo un reto clínico y científico por la dificultad de identificar de forma temprana su desarrollo. Uno de los principales obstáculos es la ausencia de biomarcadores fiables que permitan predecir su evolución y aplicar tratamientos preventivos.
En este contexto, el grupo de Cartografía cerebral del IdISSC ha publicado una revisión bibliográfica que recoge y analiza los hallazgos más relevantes de los últimos años sobre el uso de la tomografía por emisión de positrones (PET) en modelos animales de epilepsia. Esta técnica de imagen molecular permite observar en tiempo real procesos metabólicos y moleculares del cerebro de forma no invasiva.
El trabajo revisa estudios preclínicos en los que la PET ha permitido detectar alteraciones similares a las que presentan los pacientes con epilepsia. Estos cambios incluyen modificaciones a nivel celular, funcional y de comportamiento, como problemas de memoria o ansiedad, que también forman parte del cuadro clínico de la enfermedad.
Uno de las conclusiones más destacadas del artículo es el valor predictivo de la PET. Algunos estudios han demostrado ser útiles para anticipar la gravedad del proceso de epileptogénesis —es decir, los procesos que llevan al desarrollo de la epilepsia— en modelos animales. Este hallazgo sugiere un alto potencial de aplicación clínica, ya que podría permitir una detección más precoz y personalizada en pacientes en riesgo. Además, la PET también podría ser clave para evaluar nuevas estrategias terapéuticas. Al permitirnos observar diferentes dianas metabólicas del cerebro, esta técnica puede usarse para monitorizar de forma objetiva el efecto de tratamientos experimentales.
La tomografía por emisión de positrones representa una herramienta prometedora en la búsqueda de biomarcadores específicos de epilepsia y otras enfermedades neurodegenerativas. Además, su carácter traslacional la posiciona como clave para acercar los avances de la investigación básica a la práctica clínica. Esta revisión refuerza la apuesta por la investigación multidisciplinar como vía para mejorar el diagnóstico precoz, el seguimiento clínico y el desarrollo de terapias más eficaces para personas con epilepsia.